El siguiente vídeo de un estudiante de la Universidad de Wisconsin muestra una ingeniosa manera de crear plasma (estado gaseoso ionizado a alta temperatura) y confinarlo durante unos segundos con materiales muy rudimentarios: una vela o cualquier pequeña fuente de llama, un vaso y un horno microondas:
Se debe colocar una pequeña llama (en este caso usó un trozo de papel previamente encendido) en el centro del plato del microondas. Después, se tapa casi completamente con un recipiente del material adecuado para permitir el paso de las microondas y que soporte las altas temperaturas que se alcanzarán. Vamos, un vaso de cristal viene perfectamente.
Obviamente, si el vaso se pone directamente encima de la llama, esta se apaga por falta de oxígeno. Para evitarlo, este estudiante rompió una muesca de cristal en el borde inferior. Aunque probablemente también funcione inclinando un poco el vaso con alguna cuña.
Después, basta cerrar la puerta y conectar la generación de microondas.
Lo que ocurre a nivel físico es lo siguiente: el fuego genera una pequeña llama. Las llamas en realidad son sólo la «parte brillante» del gas a altas temperaturas que genera la combustión de lo que sea que arde. Para alcanzar el cuarto estado de la materia, el plasma, se necesita aumentar aún más la temperatura del gas hasta conseguir que se ionice. Esto quiere decir que los átomos del gas «sueltan» electrones que entonces quedan libres en una especie de «gas de electrones».
En este otro vídeo se ve lo que puede ocurrir si la potencia del microondas es suficiente para mantener el plasma más tiempo de la cuenta: el cristal del contenedor (el vaso) puede calentarse mucho, y si no se deja enfriar el choque térmico de abrir la puerta puede hacer que explote: