Un salto evolutivo que llevó miles de millones de años en la Naturaleza se ha conseguido realizar en condiciones de laboratorio… en sólo 60 días.
En un artículo publicado hoy en Proceedings of the National Academy of Sciences, el biólogo evolutivo Michael Travisano y colegas han publicado el resultado de un experimento espectacular por sus implicaciones aunque sencillo en su realización.
El resultado
Han convertido la levadura (unicelular) en un ser multicelular. Y eso incluye características claras de organismos multicelulares: atisbos de especialización de las células, división del trabajo, colaboración entre las células y paso por distintas etapas de la vida (juventud y madurez).
Izquierda: Células de levadura originales. Derecha: La forma pluricelular. |
En este vídeo se puede ver cómo se reproducen hasta formar los aglomerados que los autores describen como «parecidos a copos de nieve» (descargar en mayor calidad: 15223.mov):
¿Cómo lo han conseguido?
Los investigadores han desafiado las teorías que sostenían que un ser pluricelular requería una mayor complejidad genómica: según los autores, el primer y primordial elemento decisivo es la presión evolutiva del entorno, no la complejidad de los genes.
Para demostrarlo, dejaron crecer la levadura en un frasco rico en nutrientes. Cada día, los agitaban y se quedaban solamente con aquellos grupúsculos que se quedasen flotando formando «grumos» y descartaban el grueso de células individuales del fondo.
Tras dos meses, esos grupúsculos ya no se separaban: habían evolucionado para formar uniones indivisibles.
Y lo más asombroso: las células han «descubierto» un mecanismo de reproducción que no permite la separación del «hijo» hasta que no se encuentra ya bien formado:
Flecha: Levadura multicelular «hija», antes de separarse del padre. |
Según los investigadores, se trata del primer caso de vida multicelular evolucionada artificialmente, algo que se lleva buscando desde hace más de una década infructuosamente.
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En resumen
El sorprendente resultado del estudio, de confirmarse más veces experimentalmente y con las reservas lógicas por su novedad, podría cambiar nuestro concepto sobre las dificultad de dar ese gran paso evolutivo que hasta ahora se consideraba casi «un milagro».
La pregunta a la que probablemente nunca podremos responder es: ¿qué actuó como presión evolutiva para iniciar el proceso equivalente en la Tierra primitiva?
Para leer más:
- “Experimental evolution of multicellularity» William C. Ratcliff, R. Ford Denison, Mark Borrello, & Michael Travisano. Proceedings of the National Academy of Sciences, Jan. 17, 2012.
- En wired.