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– Olakase, acabo de reinventar el Cálculo, ¿me lo publicas en tu revista científica? – Vale.

Aunque la «anécdota» que os traigo hoy se remonta a hace 20 años, reconozco que no la conocía hasta hoy… y he alucinado por la cadena de fallos que implica en todo un sistema educativo, investigador y editorial. En este caso concreto, ocurrió en EEUU y en el área de la Medicina, aunque supongo que podría haber ocurrido en cualquier otro ámbito.

Se trata del método de la regla trapezoidal para aproximar integrales que todo estudiante universitario seguro conoce. Una integral sirve para calcular el área que hay bajo una curva, lo que entre infinitas aplicaciones, es necesario calcular en pruebas médicas como las de respuesta oral a la glucosa. La fórmula trapezoidal es tan obvia que se da por conocida desde tiempos del propio Isaac Newton en el siglo XVII.

Pues bien, en 1994 (sí, ¡¡300 años después!!) se publicó en la revista Diabetes Care un artículo titulado «A Mathematical Model for the Determination of Total Area Under Glucose Tolerance and Other Metabolic Curves«. Sí, eso mismo, un «modelo matemático para determinar el área total bajo una curva». Una imagen del artículo creo que dice más que 1000 palabras:

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Artículo publicado en 1994 que redescubre las integrales numéricas.

Quien quiera ver el paper, aquí está. Existen muchos agravantes que hacen todo esto más alucinante:

  • La autora, Mary M. Tai, habla desde el principio de la fórmula como «Tai’s formula«. Sí, sí: «La fórmula de Tai», ¡toma soberbia! Ni a ganadores de un Nobel se les ocurrió publicar fórmulas directamente proponiendo bautizarlas con su nombre, eso se deja a la posteridad.
  • Existen varios errores en los ejemplos propuestos (como comentan aquí).
  • La autora agradece a compañeros del «Obesity Research Center» de Nueva York por su apoyo y por animarla a enviar «su» fórmula a publicar. ¿Ninguno reconoció que el método ya era archiconocido?
  • La revista sigue el estándar de revisión por pares. ¿Ninguno dijo nada?
  • ¿Y el Editor Jefe de la revista? ¿No vio nada raro?
  • Según se defiende la propia Tai en respuesta a las (lógicas) cartas de crítica que varios científicos enviaron a la revista tras la publicación de la «nueva» fórmula, admite que ella misma dedujo la fórmula «en un rato» delante de su director de tesis y que durante años sus compañeros de hospital flipaban con lo bien que funcionaba, por lo que la impulsaron a buscar su publicación.

¿Ninguna de esas personas había recibido un curso básico de Cálculo?

 

Lo peor de todo es que a pesar de toda la polémica generada, aún entre 2000 y 2010 se siguió citando al paper de «la fórmula de Tai» en 128 trabajos científicos médicos, según Google Scholar.

 

Una reflexión final para acabar. Ningún campo científico está libre de quedarse aislado y «redescubrir la rueda». De hecho en mi campo he sido testigo de algo parecido, como ya conté aquí, pero lo asombroso de la fórmula de Tai es la obviedad del método redescubierto. En mi opinión esto sólo se arreglar haciendo los grupos de investigación más multidisciplinares y menos ortodoxos.

Y perdiendo la vergüenza a preguntar y consultar a otros investigadores. Eso sí que es difícil.

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