El pasado 25 de Mayo, Corea del Norte realizó su segunda prueba de una explosión nuclear subterránea, supuestamente exitosa.
Sismógrafos de todo el mundo confirmaron un temblor de magnitud 4.5 en el lugar de la prueba, lo que fue de inmediato tomado como confirmación más que suficiente de que efectivamente la explosión habia tenido lugar.
Sin embargo, la organización CTBTO (Comprehensive Nuclear-Test-Ban Treaty Organization) que se encarga de monitorizar los más leves indicios de pruebas nucleares (y de otros tipos de armementos, como lanzamientos de misiles, etc…) en aras al desarme mundial, ha empezado a mostrar sus dudas, según se publica esta semana en Science.
Al parecer, la red mundial de detectores de radioisótopos que esta organización tiene desplegados, no ha detectado absolutamente ningún rastro de Xenon, uno de cuyos isótopos se considera prueba concluyente de cualquier prueba nuclear. Ni siquiera un avión norteamericano que sobrevoló la zona ha encontrado trazas de este elemento.
Se barajan dos hipótesis: o bien la explosión ha sellado la cámara subterránea mucho mejor que en el anterior caso de 2006 (cuando hasta estaciones de Canadá detectaron el Xenon), o la explosión no fue realmente nuclear, por poco probable que parezca. El tiempo, quizás, resuelta este misterio.