La forma de escribir de las culturas modernas implica una secuencia de caracteres en una misma dirección: de izquierda a derecha (como en las lenguas europeas, ruso, etc…), al contrario (árabe), o incluso en vertical de arriba hacia abajo (japonés «antiguo»).
Pero hubo algunas excepciones en la Historia. Algunas inscripciones de la Grecia arcaica se escribían en lo que se llama un bustrofedon, de βούς (bous=buey) y στρέφειν (strèfein=girar). El nombre viene del hecho de que cada línea se escribe en una dirección distinta, lo que recuerda al camino que siguen los animales de arado en un campo:
En el ejemplo de la foto (de la Ágora de Gortina, ¿~s.XI a.c.?), se puede ver como la primera línea va de izquierda a derecha, la siguiente empieza en la derecha, y así se van turnando.
Con el tiempo esta práctica cayó en desuso, aunque existen versiones incluso más enrevesadas como el bustrofedon inverso.
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